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Este blog tiene como objetivo informar a los usuarios sobre las diversas formas por las que se pueden administrar medicamentos clínicos, enfocándonos en las importancias que tienen éstos en el momento de sus aplicaciones, para evitar eventos adversos. De igual forma se observará nuevas maneras de administración de medicamentos, de acuerdo a las personas, enfermedades y contexto.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Consenso de EMAS: vitamina D y la salud en la posmenopausia.

Introducción: existe información reciente de los efectos sistémicos de la vitamina D.
Objetivos: formular un consenso del papel de la vitamina D en las mujeres posmenopáusicas. Material y método: revisión de la literatura y consenso de opinión de expertos. Resultados y conclusiones: los estudios epidemiológicos y prospectivos han relacionado la deficiencia de vitamina D no sólo con osteoporosis, sino también con enfermedad cardiovascular, diabetes, cáncer, infecciones y enfermedad neurodegenerativa. Sin embargo, la información es robusta para los criterios de valoración esquelética, pero no para los criterios de valoración no esquelética, donde hace falta información proveniente de estudios prospectivos. La principal fuente natural de vitamina D es la síntesis cutánea a través de la exposición a la luz solar con una pequeña cantidad proveniente de los alimentos de origen animal, como el pescado oleoso, el huevo y la leche.
 El estado de la vitamina D se determina al medir las concentraciones de 25-hidroxivitamina D [25(OH)D] sérica. Las concentraciones óptimas de 25(OH)D son entre 30 y 90 ng/mL (75 a 225 nmol/L), aunque no existe un consenso internacional. Las concentraciones varían de acuerdo con la época del año (son más bajas en invierno), la latitud, la altitud, la contaminación del aire, la pigmentación de la piel, el uso de protectores solares y de ropa. Los factores de riesgo de concentraciones séricas bajas de 25(OH)D incluyen: la obesidad, los síndromes de malabsorción, la administración de medicamentos (por ejemplo anticonvulsivos, antirretrovirales), el envejecimiento de la piel, la exposición solar y la atención en instituciones.
 Los alimentos fortificados no necesariamente proporcionan las cantidades suficientes de vitamina D. La exposición regular a la luz solar (sin protectores solares) durante 15 minutos, tres a cuatro veces por semana a mitad del día en el verano, genera concentraciones saludables. La dosis recomendada diaria es de 600 UI/día y de 800 UI/día en mayores de 71 años. La administración complementaria puede realizarse con vitamina D2 (ergocalciferol) o vitamina D3 (colecalciferol) con vigilancia según la dosis administrada y si existen afecciones concomitantes, como enfermedad renal.

Referencias:

Pérez-López, F. R., Brincat, M., Erel, C., & Tremollieres, F. (2013). Consenso de EMAS: vitamina D y la salud en la posmenopausia. (Spanish). Revista Del Climaterio, 16(92), 41-50. 

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