Objetivos: formular un consenso del papel de la vitamina D
en las mujeres posmenopáusicas. Material y método: revisión de la literatura y
consenso de opinión de expertos. Resultados y conclusiones: los estudios
epidemiológicos y prospectivos han relacionado la deficiencia de vitamina D no
sólo con osteoporosis, sino también con enfermedad cardiovascular, diabetes,
cáncer, infecciones y enfermedad neurodegenerativa. Sin embargo, la información
es robusta para los criterios de valoración esquelética, pero no para los
criterios de valoración no esquelética, donde hace falta información
proveniente de estudios prospectivos. La principal fuente natural de vitamina D
es la síntesis cutánea a través de la exposición a la luz solar con una pequeña
cantidad proveniente de los alimentos de origen animal, como el pescado oleoso,
el huevo y la leche.
El estado de la
vitamina D se determina al medir las concentraciones de 25-hidroxivitamina D
[25(OH)D] sérica. Las concentraciones óptimas de 25(OH)D son entre 30 y 90
ng/mL (75 a 225 nmol/L), aunque no existe un consenso internacional. Las
concentraciones varían de acuerdo con la época del año (son más bajas en
invierno), la latitud, la altitud, la contaminación del aire, la pigmentación
de la piel, el uso de protectores solares y de ropa. Los factores de riesgo de
concentraciones séricas bajas de 25(OH)D incluyen: la obesidad, los síndromes
de malabsorción, la administración de medicamentos (por ejemplo
anticonvulsivos, antirretrovirales), el envejecimiento de la piel, la
exposición solar y la atención en instituciones.
Los alimentos
fortificados no necesariamente proporcionan las cantidades suficientes de
vitamina D. La exposición regular a la luz solar (sin protectores solares)
durante 15 minutos, tres a cuatro veces por semana a mitad del día en el
verano, genera concentraciones saludables. La dosis recomendada diaria es de
600 UI/día y de 800 UI/día en mayores de 71 años. La administración
complementaria puede realizarse con vitamina D2 (ergocalciferol) o vitamina D3
(colecalciferol) con vigilancia según la dosis administrada y si existen
afecciones concomitantes, como enfermedad renal.
Referencias:
Pérez-López, F. R., Brincat, M., Erel, C., &
Tremollieres, F. (2013). Consenso de EMAS: vitamina D y la salud en la
posmenopausia. (Spanish). Revista Del Climaterio, 16(92), 41-50.
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